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4/23/2022

INTRODUCCIÓN CIENTÍFICA AL PARKINSON A TRAVÉS DE NUESTRO MODELO DE AUTO DESEMPEÑO MOTRIZ PARA CONTRARESTAR Y/O PREVENIR SU APARICION (MAMPA) EMPLEANDO LA DISCIPLINA DEPORTIVA DE TENIS DE MESA

 

A nivel mundial, el Parkinson es catalogado como el segundo trastorno neurodegenerativo más común en la raza humana, caracterizado por ser una enfermedad progresiva e irreversible, lo que implica un deterioro neurológico y una merma considerable en la calidad de vida del paciente, quien experimenta dificultad para la realización de actividades diarias, obligándolo a ser atendido por un cuidador permanente. Es una enfermedad incurable por lo que, se debe buscar una opción para retrasar su  evolución, ayudar al paciente parkinsoniano a afrontar y controlar los síntomas al tiempo que le permita sentirse digno. El tratamiento farmacológico tiene sus limitaciones puesto que, una vez los receptores pre sinápticos y pos sinápticos se resistan al tratamiento dopaminérgico (Levadopa), reaparecen las discinencias (corea) y las bradicinesias (lentificación de los movimientos) Una manera de ayudar al paciente parkinsoniano es a través de la NEUROMODULACIÓN CEREBRAL PROFUNDA (NCP) que permite superar los estados off, es decir, los estados cuando la Levadopa no es efectiva.

Pradas (2002) cataloga el tenis de mesa como una especialidad deportiva eminentemente perceptiva donde se hace obligada la coordinación de tareas motrices y de regulación externa producto del carácter puntual de la técnica combinada con respuestas veloces a trayectorias de la pelota poco predecibles, a partir de la manipulación de la raqueta del adversario. Es por ello que, todo jugador de tenis de mesa debe tener el dominio de la técnica de coordinación, rapidez de respuesta y el desarrollo de un carácter acumulativo- explosivo de esfuerzo corporal que incita a la precisión de los movimientos ejecutados, situación que es lograda por el ejercicio repetitivo que incentiva el sistema neuromuscular ante el estímulo de la pelota en movimiento, expresa en una lógica motriz que obliga a la puesta en escena de tareas sinápticas específicas como son la experimentación de sensaciones, percepciones, la respuesta intuitiva –entre otros- relacionadas, directamente, con procesos neurofisiológicos.
En el presente estudio de carácter empírico se tratará de demostrar cómo el Tenis de Mesa es una terapia que posibilita a los enfermos parkinsonianos enfrentar los retos de progresión degenerativa del sistema nervioso central (encéfalo y médula espinal) al tiempo que permite alcanzar cierto control sobre los temblores cuando los músculos están en reposo y contrarrestar el aumento del tono muscular expreso en rigidez, lentitud en los movimientos voluntarios y dificultades para mantener el equilibrio. Así mismo, generar una actitud positiva hacia la vida impidiendo que lo niveles de dopamina (sistema dopaminérgico) disminuya lo que traería como consecuencia un deterioro cognitivo y demencia.
Solamente el reto de vencer la resistencia del tren superior al golpear la pelota, al practicar tenis de mesa es una gran victoria para los parkinsonianos pues los obliga a realizar un esfuerzo mayúsculo al exigir coordinación en toda la musculatura de los miembros superiores.
Otro elemento clave es el cambio de posición que permite mantener el equilibrio y ubicarse en una posición pertinente para golpear la pelota al tiempo que se genera el desplazamiento lateral.
Situaciones como éstas aunadas a la capacidad de estiramiento y relajación muscular son esenciales para participar en el juego, razón fundante en la que se basa este proyecto de investigación.
Según Pradas (2002), los deportistas parkinsonianos poseen una reducción de la amplitud gestual y un deterioro marcado de la coordinación neuromuscular que incide, directamente, en la velocidad, es por ello que, durante el proceso de ejercitación de las respuestas automatizadas de los golpes entrenados del Tenis de mesa, un jugador parkinsoniano se ve obligado a integrar los conocimientos técnicos a su energía física y tener disposición psicológica para no dejarse vencer
por las vicisitudes y los obstáculos que le pone su propio cuerpo al no tener control neuro motriz voluntario.
Faccini (et al, 1989), considera el Tenis de mesa como un deporte mixto aeróbico-anaeróbico que exige ciclos intensos de trabajo que se interrumpen a causa de pequeñas pausas, situación que posibilita la reposición relativa de los sistemas energéticos deplecionados (disminuidos). Al enfrentar al deportista parkinsoniano a la resistencia aeróbica, lo obliga a auto exigirse y aprovechar el movimiento involuntario (corea) en estrategia de ataque al tiempo que posibilita la recuperación de la autoestima y del espíritu de superación.
Según Bayés y Belmonte (2008), la actividad deportiva obliga al organismo a generar neurotransmisores. En el caso del Parkinson, el neurotransmisor denominado DOPAMINA empieza a extinguirse generando depresión que puede llevar al suicidio. Si se logra que pacientes parkinsonianos se conviertan en deportistas de Tenis de mesa, la sustancia negra ubicada en el cerebro límbico se verá estimulada obligando a la neurogénesis y, por consiguiente, a la generación de dopamina y a la disminución de acetilcolina, lo que haría que los pacientes superen los estados depresivos.
Micheli y Scorticati (2004) muestran, a través de su texto Convivir con la enfermedad de Parkinson, cómo la enfermedad de Parkinson se caracteriza por la aparición de temblores involuntarios, rigidez muscular, episodios de bloqueo, trastornos de equilibrio, entre otros, aunados a estados de depresión, ansiedad, angustia. Se sabe que el origen de la enfermedad está relacionada con la muerte de las neuronas que producen la sustancia negra del cerebro. Al desaparecer el neurotransmisor denominado DOPAMINA, muchos receptores presinápticos y postsinápticos empiezan a funcionar mal y el cuerpo experimenta una disminución de dopamina y un aumento de acetilcolina que conlleva a la depleción de los sistemas energéticos.

Rodríguez Torrado (2016), en su obra Mejorando la vida de pacientes con Parkinson expone que si permitimos que el paciente parkinsoniano empiece a practicar el tenis de mesa desde los inicios de la enfermedad, se generará una influencia significativa en las variables psicosociales de autoconfianza, autodeterminación y efecto positivo que, en últimas, inciden en el nivel neuropsicológico y bioquímico del paciente, posibilitando la transformación de una movilidad limitada en una mejora considerable de los síntomas físicos y anímicos de la enfermedad.

Viseaf & Hábitos Saludables

Ilustrador digital: Luis Fernando Soto Sáenz

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